Tasa de rebote: cómo y por qué reducirlas en las campañas de Email
Con los rebotes ocurre lo mismo que sucede con la calificación de spam, son imposibles de evitar en un 100%, porque las causas también se relacionan con factores externos que las empresas o plataformas especializadas en Email Marketing no siempre podrán controlar. Sin embargo, existen varias prácticas para mejorar la tasa de entrega y reducir la tasa de rebote.
Esta última corresponde al porcentaje de emails que no llegaron a destino, respecto al total de correos electrónicos enviados en una campaña específica. Bajo tal condición, por una parte, es uno de los indicadores más significativos para monitorear la eficacia de tus campañas de email, y por otra, un buen KPI para evaluar la calidad de tu lista de contactos.
Ahora, en cuanto a los rangos más “aceptables”, tu indicador de rebote blando no debiera superar el 5%, mejor aún, bajo el 3%. ¿Y el rebote duro? A ese ni siquiera hay que darle la oportunidad de aportar en el incremento de tu tasa. Su eliminación debiera ser inmediata.
¿Qué opciones tienes desde Fidelizador?
Primero distingamos entre los rebotes duro y blando. El primero se origina por fallas permanentes, como el envío a direcciones no válidas. Mientras, el segundo tiene su raíz en problemas temporales como la existencia de un servidor de destino sobrecargado.
Aclarado este punto, vale mencionar que en Fidelizador se eliminan automáticamente aquellos contactos descartados por acumulación de rebotes. Para los del tipo blando, el descarte surge tras un tercer rebote y para los del tipo duro, ocurre en tanto surge el primero.
Además, mediante los reportes de rendimiento podrás monitorear cada tasa de rebote, pudiendo comparar entre las campañas de email actuales y globales. E igualmente tendrás acceso expedito a un resumen de datos, agrupado por el tipo de rebote y sus distintas causas. Por lo tanto, es indispensable que chequees el resultado de tus envíos.
Y hay más. Las siguientes medidas también jugarán a tu favor.