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Cómo definir objetivos para crear un plan de Marketing eficaz

Un plan de Marketing es una hoja de ruta que especifica las tácticas, estrategias y distintas actividades que se implementarán para lograr lo que la empresa haya determinado; garantizando que cada paso sea eficiente y rentable. Esto ayuda a medir resultados y también, a minimizar riesgos y errores; aunque antes hay que definir objetivos claros.

A partir de ellos, junto con orientar el camino en la dirección correcta, es posible proporcionar a los equipos una línea de trabajo concreta que alinee a sus miembros, mantenga la transparencia e impulse la cooperación. De ese modo, se evitan acciones dispersas que podrían resultar en un crecimiento más lento, gastos innecesarios, amenazas ignoradas y oportunidades perdidas.

De lo difuso a lo específico

¿Puede una idea ambigua, pero realista, ser el punto inicial para definir objetivos? Por cierto, sin embargo, si esa ambigüedad no da paso a estándares consistentes, dentro de un marco SMART, la posibilidad de construir un plan de Marketing sólido que se traduzca en alto rendimiento y productividad, resulta bastante más difícil. Te contaremos sobre ello en unos párrafos más abajo, incluyendo el papel que juegan las metas y cómo se diferencian de los objetivos.

Ahora vamos a lo central, especificar cómo definir a estos últimos y hacerlos coincidir con el propósito de tu empresa.

1. Establece resultados clave

Estos te permitirán conocer el progreso de las iniciativas u objetivos que hayas definido y también ayudarán a garantizar que los esfuerzos de tu negocio estén destinados a sus problemas o necesidades más relevantes. Por ejemplo, aumentar la fidelización de clientes en un 15% para el primer trimestre de 2022.

2. No olvides el presente

¿Diseñar un plan de Marketing para atender asuntos en ocho meses más? Puede ser, pero también podría ocurrir que centrar la atención exclusivamente en el futuro, invisibilice las prioridades inmediatas o las que correspondan a periodos más acotados. Por consiguiente, es fundamental poner en contexto las necesidades para establecer objetivos a corto, mediano y largo plazo.

3. Apuesta por la innovación

Permanecer a perpetuidad en la zona de confort es una de las peores decisiones que puede tomar una empresa. Si no te desafías y obligas a innovar, alguien más lo hará. Y probablemente sea tu mayor competidor. Por lo tanto, ese necesario punto de inflexión debe reflejarse a la hora de formular objetivos, y para ello quizás debas ser más ambicioso, invertir en capacitación y fomentar el compromiso dentro de tus equipos.

4. Evalúa y ajusta

Es muy probable que destines bastante tiempo y trabajo en tu objetivo, pero eso no implica que deba terminar tal cual como inició. Habrá ocasiones donde se requieran ajustes, según sus éxitos o fracasos, para abrir la puerta a nuevas o modificadas iniciativas, a medida que avanza el proceso.

5. Determina puntos críticos de análisis y especifica métricas

Para definir objetivos, tener información de calidad es relevante. En caso contrario, puede ser muy difícil distinguir las acciones o áreas que necesitas mejorar, así como aquellas que poseen un gran potencial de crecimiento. Puedes, por ejemplo, monitorear qué opinan tus clientes sobre tu servicio online, desde cuáles de tus canales proviene la mayor cantidad de conversiones o cuáles son los segmentos más difíciles de retener.

Ahí obtendrás una excelente materia prima para identificar hacia dónde deben dirigirse tus esfuerzos de Marketing y cuáles serán los puntos de unión en ese camino. Además, contarás con una poderosa base para aumentar la rentabilidad de tu empresa. Y no descartes al análisis FODA. Conocer las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas de tu negocio, siempre será muy valioso.

Las metas no son sinónimo de objetivos

Igualar ambos términos es muy común; pero en realidad, no son lo mismo, aunque juntos pueden generar resultados muy beneficiosos. ¡Empecemos por las metas! Estas son ideas abstractas, amplias y bastante difíciles de medir, reflejan las intenciones y aspiraciones generales de una empresa, y representan un paso importante al diseñar un plan de Marketing.

Por su parte, al ser SMART, los objetivos son específicos, fáciles de medir, alcanzables, relevantes y temporales. De ahí que provean una comprensión clara de las tareas o actividades concretas para alcanzar lo esperado, en un plazo preciso. Es decir, de una visión amplia pasamos a enfocarnos en resultados individuales.

Para ser más claros, una meta ambiciosa sería el transformarse en la empresa más rentable del mercado nacional, a fines de 2022. Y los objetivos corresponderían a todo aquello, que se determine estratégicamente, para materializar ese deseo. Por ejemplo, aumentar las ventas en un 10% cada trimestre y elevar la tasa de retención en un 5%, siguiendo el mismo requisito temporal.

En síntesis, establecer metas sin definir objetivos inteligentes, probablemente hará que estas sean irrealizables. Y es que, como ya es evidente y a pesar de las diferencias, ambos conceptos funcionan en armonía, mejorando el rendimiento y la productividad en los equipos. Por lo tanto, necesitas hacer que tus metas sean lo más aterrizadas posible y así lograrás establecer objetivos realizables que te ayudarán a ganar ventajas competitivas y a elevar el crecimiento de tu empresa.

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