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identidad de marca

Cómo desarrollar una identidad de marca sólida que te haga destacar

Una identidad de marca sólida tiene que ver con las emociones y las conexiones personales que generan confianza. Involucra los valores, condiciones y características que dan sustento a una empresa, tanto en materia visual como de experiencia y comunicación con los distintos públicos de interés. Lo principal es construir una imagen coherente con lo que se desea transmitir, y desarrollar un sello propio que diferencie y posicione a la marca.

Esto, además de respaldar a la empresa a medida que va creciendo, pavimentará el camino para crear estrategias y campañas de Marketing Digital competitivas, que sintonicen con los clientes y atraigan consumidores potenciales. Aparte, las marcas evolucionan en las mentes de esas personas y ello será lo que va a conducir sus comportamientos de consumo e interacciones. Por ende, construir una identidad robusta es prioritario.

Comenzar un trabajo colaborativo

La colaboración es parte sustancial de los procesos extensos y desafiantes; pero, sobre todo, debiera ser un valor central de la personalidad corporativa y no un discurso vacío para parecer una empresa fuerte, sin necesariamente serlo. Pues bien, dar forma a la identidad requiere de equipos con habilidades contundentes de comunicación, análisis y diseño, tal que exista una comprensión integral del panorama y surjan soluciones óptimas, de modo oportuno.

Después de todo, no es una tarea que se realice de la noche a la mañana, hay que abordarla estratégicamente para lograr un resultado que refleje la esencia de la empresa y conecte con el público. Y eso conlleva tener la orientación y los conocimientos adecuados. Por lo cual, la multidisciplina operando en conjunto es el mejor conductor para este desafío.

Investigar el mercado e iniciar un análisis FODA

Desarrollar una identidad de marca no puede ser una labor a ciegas. Para avanzar e imprimir un sello diferenciador, es indispensable conocer minuciosamente el mercado y nutrirse de los aciertos y errores. Por ejemplo, cuáles son los perfiles de los consumidores, cuáles son las propuestas de valor, qué expectativas no se están cumpliendo, cuales necesidades no han sido satisfechas, etcétera.

Y al mismo tiempo, es fundamental realizar una introspección mediante un riguroso análisis FODA que ofrezca una evaluación más clara del negocio. Para ser más explícitos, hablamos de identificar las propias fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas presentes en la industria, entorno o dentro de la misma organización, que podrían causarle problemas o dificultades.

Siguiendo estas acciones se obtendrá una base sólida para construir una identidad única, memorable, cohesiva, con capacidad para evolucionar y fácil de trasladar al mundo real. Es una etapa que puede representar ciertas dificultades y terminar siendo más compleja de lo esperado, pero sin ello el proceso se derrumba.

Crear activos visuales

Las palabras no son lo único que comunica en una identidad de marca, también lo hacen los sonidos, los aromas, los sabores y, por cierto, el contenido visual. En consecuencia, hay que darle vida a la empresa profundizando en un diseño coherente y uniforme que la haga reconocible a primera vista. ¿Qué elementos contempla esta fase?

Acá hay que determinar:

  • Paletas de colores.
  • Tipografía.
  • Formas y texturas.
  • Logo, isotipo o lo que corresponda a los elementos gráficos definidos.
  • Plantillas, por ejemplo, para campañas de Email Marketing y tarjetas de presentación.
  • Packaging (¿se usarán bolsas o cajas?, ¿imperará un sentido de respeto con el medioambiente?, ¿se incluirá algún detalle personalizado?).
  • Etiquetas y señaléticas.

La lista es larga, pero es imprescindible recordar que esto también incluye el diseño del sitio web y de la presencia en cada canal de comunicación (redes sociales, aplicación móvil, SMS, etcétera). Todos los puntos de contacto deben permanecer en sintonía.

Trazar reglas claras

La construcción de una identidad tiene que ir acompañada de pautas que establezcan, de manera clara, aquello que se permite hacer con la marca, así como lo que estará determinantemente prohibido. Será un manual de instrucciones, donde se delimitarán los estándares para presentar una visión corporativa unificada, tanto interna como externamente.

A grandes rasgos, esto conlleva especificar la misión y visión, establecer una guía de estilo editorial que detalle cómo se usarán el lenguaje y las emociones, y diseñar al buyer persona. Por supuesto, lo que se incluya dependerá de las características y objetivos del negocio, pero la prioridad es tener directrices inequívocas para evidenciar cómo mantenerse fiel a su esencia.

Más que una identidad visual

Sin dudas, el diseño es una forma de comunicar muy poderosa capaz de transformar el modo en que las personas perciben a una empresa e interactúan con ella. No obstante, como vimos al inicio, la identidad de marca no se remite exclusivamente a lo visual, más bien corresponde a la suma de lo que un negocio es y hace. Algo que, por cierto, trasciende la esfera online.

Es más, construir esta identidad en el mundo offline es válido, incluso cuando solo se trata de un ecommerce sin presencia física. De hecho, lo que experimenten los clientes al interactuar con la marca y el desarrollo de una cultura distintiva, deben ser atendidos en ambos terrenos para mantener una imagen coherente de cara al público y al mercado.

Además, de esa manera, se genera un ambiente propicio para impulsar estrategias de Marketing Digital creíbles y consistentes con la misión, visión y valores de la compañía. Es un proceso colaborativo que tomará tiempo, pero que bien ejecutado resultará en una identidad congruente que transmita credibilidad y confianza, conecte con las personas correctas e incentive las oportunidades de nuevos negocios. 

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